martes, 3 de septiembre de 2019

La Sirenita Ariel: Adiós a mi infancia idealizada


Resultado de imagen para la sirenita ariel blanca y negra


“Si tan solo pudiera hacerle ver, que no veo las cosas como él lo hace. No es posible que un mundo que hace tantas maravillas sea tan malo”.  Cómo olvidar esos versos que marcaron mi infancia y que canto de memoria hasta hoy, 30 años después del estreno en 1989 de mi película favorita de Disney: “The Little Mermaid”, más conocida en Latinoamérica como “La Sirenita Ariel”. Desde hace un tiempo la fábrica “construye cuentos” más exitosa del mundo se dispuso a recrear en versión live-action las películas más taquilleras de antaño. Lo hicieron  con  La Cenicienta, La Bella y la Bestia y Aladdin, entre otras; hasta que por fin   hace unos meses se dio a conocer la noticia oficial de que el clásico de la  colorina tendría también su versión en real con personajes de carne y hueso.
Obviamente no podía estar más feliz.  Saber que ahora rememoraría  esos tiernos tiempos en que ver una y otra vez la película no lograba aburrirme, no solo por la rebelde ninfa marina de 16 años que llegaba a romper los esquemas estereotipados de las princesas  perfectas y disciplinadas como Cenicienta y Aurora; sino que también por mi villana favorita: la bruja Úrsula, ese pulpo de voz ronca y caderas voluptuosas que le daría a Ariel piernas a cambio de su hermosa voz.
¿Quién no se enamoró de un dibujo animado alguna vez? Es obvio que no puedo dejar de nombrarlo a él, el guapo Erik; ese valiente moreno de ojos azules que me cautivó, nuevamente porque estaba lejos de cumplir con el prototipo de príncipe  soldadito de guerra  con traje azul y labios pintados, sí, como el de Blanca Nieves, por ejemplo. ¿Y la dupla de amigos incondicionales?  Flounder y Sebastián, el pececito y el cangrejo compañeros de aventuras de la apasionada adolescente. Sin duda, esta película tiene todos los componentes para hacer de ella un triunfo redondo en su versión de “imagen real”.
No obstante lo anterior, mi sorpresa fue gigante cuando me  enteré por medio de una publicación oficial de Disney que ya tenían a la Ariel que buscaban: Halle Bailey, una estadounidense que con solo 19 años se anuncia como una promesa del canto. Hasta ahí todo bien, pero ¡Sorpresa! la “elegida” es de ascendencia  afroamericana. ¿Es broma? Lamentablemente no. Así como yo eran muchos quienes se estaban manifestando por  RRSS con duras críticas y reproches hacia la factoría del ratoncito Mickey y contra la misma artista, quien no cabe duda de que podrá cantar como los dioses pero no se parece ni se parecerá a Ariel. Punto. Sin afán de recurrir al típico doble estándar del chileno, ese que comienza una frase con  “No es por ser racista pero”, pongamos los pies en la tierra; ella no cumple con las características físicas de mi princesa Ariel. Al menos la que yo recuerdo era blanca, colorina y de ojos verdes, a no ser que haya vivido una fantasía toda mi vida.
Las películas anteriores trataron de encontrar actrices que tuvieran un parecido lo más cercano a la original, como fue el caso de Cenicienta con Lily James y Emma Watson como Bella. Y aunque tengo mis reparos con Jazmín de “Aladdin” interpretada por Naomi Scott, pues a pesar  de ser una hermosa morena tiene rasgos muy occidentalizados, el hecho de mostrarnos a una Ariel negra tiene un mundo de diferencia. ¿Qué le pasó a Disney? Habiendo tantas películas ¿Tenía que matar a Ariel? Insisto, puede que el talento y la trayectoria de Balley no estén en discusión pero indudablemente no cumple con el prototipo físico.
 Existen muchos rostros que podrían personificar a Ariel como por ejemplo la protagonista de “It”, Sophia Lillis, o quien se adjudicó el papel del remake de “Carrie”, Cloe Moretz. Incluso,  otra que quedaría bien para reencarnar a la princesa del mar sería Lindsay Lohan; sus rasgos calzan perfectamente con el papel y aunque está un tanto pasada en edad como para interpretar a una adolescente, no es nada que la magia del cine no pueda arreglar con ciertos retoques que la harían lucir como una quinceañera otra vez.  Ella misma se ha anunciado sin pudor por RRSS como la candidata perfecta para asumir este rol, claro está que tendría que ser una Lohan 2.0, sin excesos y abusos de drogas y alcohol. Todos merecemos otra oportunidad, recordemos que ella intentó probar suerte con una deprimente carrera como cantante aunque estaba más que claro que le faltaba el elemento esencial: una linda voz. Pero, ¿es esto impedimento en estos días? Obviamente no, tanta tecnología y recursos hacen que hasta Marlen Olivari cante. “AutoTune” ha hecho milagros y el dinero mueve montañas; lo hizo con varias cuando Raquel Calderón lanzó el “hit del verano”, su polémico: “Me creo Punky”.
A pesar de que no se tiene la certeza de dónde provienen exactamente las aguas del rey Tritón, sí  se sabe por el cuento original que la colorina sería oriunda de Dinamarca, país que tiene un gran porcentaje de pelirrojos, por cierto.  Por lo mismo, Disney se defendió argumentando entre otros puntos que “ella vive en un reino submarino en aguas internacionales y puede nadar legítimamente donde quiera”. Además, afirman que “Ariel es danesa y las sirenas pueden ser de color porque las personas danesas también lo son”.  ¡Que increíble respuesta! ¿Los aplaudo?
Haciendo alusión al brillante comentario anterior ¿por qué entonces no hicieron a Bella negra? Tomando en cuenta que esta proviene de Francia, país que también tiene una gran cantidad de población de color. O a Tiana de “La princesa y el sapo” mestiza, considerando las políticas vanguardistas de “puertas abiertas” a favor de un mundo “multirracial” y “multicultural”. Es más, Mulan tendría que ser nórdica y así podríamos continuar jugando a las cambiaditas. Algunos dirán  de la guerrera china que como la película está basada en una historia real, necesariamente debe tener los ojos rasgados para respetar la cultura puesto que de otro modo, no tendría sentido. Con esto puedo deducir entonces que el concepto “inclusión”, al que aluden quienes están a favor de que Ariel sea negra, no sería transversal puesto que los colorines también podrían sentirse excluidos  de la pantalla grande como se ha visto históricamente.
Cabe enfatizar, además, en que la historia negra dispone de una cultura rica en mitología con criaturas mágicas del mar, el cielo y la tierra, por lo que no creo que necesite que la homenajeen invitando a actores de color a interpretar papeles hechos para blancos. Es más, creo que con esto se subestima a la raza a la vez que se menosprecia indirectamente mucho material propio del cual se podrían basar para crear nuevos cuentos.
En fin, por más que pataleemos, Halley Balley es quien se convertirá en Ariel. Y no estoy diciendo que me rehusaré a ser sorprendida pues probablemente interprete el papel perfectamente. Disney aún mantiene la incertidumbre pues  no se sabe si Balley conservará su naturalidad para encarnar a una sirena negra, o bien, sería caracterizada blanca y colorina. Y aunque esto último sería mejor, de seguro abriría otro debate que imagino va a aludir al racismo por “blanquear” a una mujer afroamericana.  
En fin,  hay algo de lo que sí estoy segura: `pase lo que pase, no esperaré la película con las mismas ansias que habría querido ni podré rememorar mis tiempos de niña con la ilusión y fantasía que me provocaba.  Para mí será otro filme más de tritones y sirenas que aunque podría ser un éxito y dejar boquiabiertos a muchos, ya rompió la fantasía de miles de fans que como yo esperaban escuchar “Parte de tu mundo” en la voz de “no importa quién” pero viendo a una sirenita Ariel tal como la recordaban.

1 comentario:

  1. Pasa lo mismo con "Jesús de Nazaret" de Franco Zeffirelli que nos acostumbramos a ver la interpretación de Robert Powell como Jesús, esta es la versión clásica.... pero otras producciones basadas en la Biblia, con otros actores, no tienen la preferencia de la mayoría.
    Tal vez pasaría lo mismo con la interpretación en versión humana de la Sirenita, con la cantante y actriz de color Halle Bailey.

    (Tu siempre eres y has sido mi Sirena)

    ResponderEliminar

Si estás de acuerdo conmigo házmelo saber y si no, cuéntame por qué. Me interesa tu opinión.