Si creían que eran famosos sólo por su cerveza artesanal están equivocados. Es que el legado alemán es mucho más que esta bebida alcohólica, que los misteriosos chinchineros o la extrema ideología neonazi. Su comida también es especial y eso bien lo representa Elkika , una shopería ubicada en el corazón del barrio Tobalaba en la comuna de Providencia.
¿Quién no ha escuchado alguna vez la buena combinación de cervezas y sandwiches? ¿A quién no le gusta darse de vez en cuando un gustito por el placer culpable de una buena y abundante comida chatarra? Esto y mucho más es lo que pueden encontrar quienes visiten “ Elkika Ilmenau”: Un local que no sólo tiene nombre alemán sino que basa todo su concepto en la idiosincrasia alimenticia de los nórdicos y en una ambientación casi sacada de un cuento de duendes.
Así como lo lees, esta fuente de soda tiene un estilo particular. El que la visite podrá disfrutar de un buen espacio interior que adornan con colecciones de vasos shoperos, decoraciones épicas y una cómoda terraza, transportándote a la vieja Alemania, tanto así que se sentirán como si estuvieran en un clásico boliche de antaño. Todo esto en un ambiente informal que resulta perfecto para relajarse con los amigos, sobre todo, en estos tiempos en que el estrés se ha convertido en una pandemia.
La comida alemana se sirve en grandes porciones y aquí lo saben muy bien. Para qué hablar de la especialidad de este resto bar cervecero, el néctar de los jóvenes, el licor más popular y consumido en el mundo. Ni más ni menos, en esta fuente de soda la variedad de sus cervezas le brinda su mayor éxito.
Está demás recalcar que mis palabras no son simples signos de una“chupa medias” pues créanme, no lo soy. Yo opino con autoridad porque como dicen por ahí, es mejor “ver para creer”, es por eso que siguiendo este sabio refrán y cansada de escuchar tantos comentarios y piropos al local, me decidí por ir a visitarlo, obviamente para comprobar si realmente es tanta la maravilla, por qué otra cosa ¿no?
¿Mi impresión? Digámoslo así, mi paladar es un tanto quisquilloso y como en la vida he sido afortunada en cuanto a experiencias culinarias, la verdad es que llegué un tanto escéptica al lugar. Pedí la carta y si digo que me demoré diez minutos en escoger algo, es poco. Okey, lo reconozco, pocas veces en la vida he podido comer delicias rápidas sin cargo de conciencia; y entre que pensaba en las calorías que se irían directamente a mis pompas y que me costaba elegir entre tanta exquisitez tuve que decirle tres veces al mesero que tomaría mi pedido, que aún no estaba lista. Pooobre, de seguro me odió.
En fin, cuando vi los precios de la lista de comidas me pareció que, en comparación con otros locales que he tenido el gusto de visitar, los valores de los lomitos, churrascos o completos estaban por sobre la media.
Pero eso no sería problema, pues de todos modos no me iba a ir antes de analizar detalladamente el "exitoso" lugar. Luego de más de 20 minutos de espera por fin llegó mi pedido. Fue en ese momento que comprobé que el precio se justifica ante la combinación proporcional de “calidad y cantidad”. Claro porque me ha tocado también pagar mucho por algo que supongo me quitará el hambre y las porciones de otros restaurantes me han quedado literalmente en una muela. Y no es que sea golosa, no, bueno a veces sólo un poquito.
Tomando en cuenta que el sector donde se encuentra Elkika lo frecuentan generalmente ejecutivos, oficinistas y jóvenes universitarios, tampoco podemos esperar que el precio de un completo sea igual al del barrio República, por dar un ejemplo.
Lo que sí llamó mi atención es que para ser un concurrido local en el corazón de Providencia, no tenga más variedad de alcohol en su carta aparte de las cervezas. Porque claro, será una gran alternativa para paliar la sed, tendrá historia y todo lo que quieran, pero en lo personal, jamás le he encontrado algún brillo ni a la rubia, ni a la morena ni a la roja. En cosa de gustos no hay nada escrito petaquitos míos, así que no me odien por despreciar el “licor del pueblo”. Me da igual si es alemana, rusa o argentina, simplemente no me gusta la cerveza y punto.
En fin, yo que ganas tenía de un happy hour, me tuve que conformar con un juguito natural de mango, que en todo caso estaba bastante rico.
Así que ya saben los que aún no tienen el gusto de conocer Elkika, y quieran visitarlo por primera vez les advierto que la única bebida alcohólica que ofrece es la cerveza, de todo tipo, color y sabor; con convenientes precios y ofertas “dos por uno”; pero nada más, lo que hace que, por supuesto, se reduzca una importante cantidad de clientela que como a mí, no nos gusta. Bueno no tanto, si tengo claro que la popular “chela” es para muchos un manjar.
Pero como no sólo de lomitos y cervezas vive el hombre, Elkika ofrece también platos típicos alemanes, los buenos hot dogs y las tradicionales papas fritas sazonadas con una rica mayonesa “hecha en casa”. Atentos los ecologistas y pro animales porque también hay menús para los más exigentes: comida vegetariana y casera.
Con más de cincuenta años de experiencia, Elkika se traduce en un buen panorama para compartir con los amigos después de un ajetreado día de trabajo, o bien, para convertirse en la “picá” del bajón después de un buen carrete de tarde.
Quienes se tienten y quieran comprobar con su propio paladar lo que les cuento, deben saber que como goza de una ubicación privilegiada generalmente está lleno, por lo que encontrar una mesa desocupada es toda una hazaña. No por nada se tardan hasta treinta minutos en entregar el pedido, si es que no más, aunque como dicen por ahí, la espera vale la pena. Así que a tener paciencia se ha dicho, que cuando vean en su mesa unos grandes sándwiches con la carne rebosante se les hará agua la boca y les aseguro, no se arrepentirán.
En Hernando de Aguirre 47, a pasos del metro Tobalaba, se encuentra el que desde ahora en adelante será otro de mis destinos favoritos de comida rápida para reunirme con mis amigos o colegas. Y como no, si gracias a mi maldito vicio por el cigarrillo, amé la rica terraza que tiene para los que prefieren también el aire libre, el contacto con el ruido de la calle bulliciosa o de uno que otro artista callejero que acompañará tu velada.
Elkika está abierto de lunes a sábado hasta las dos de la mañana. Los precios fluctúan entre cuatro y seis mil pesos en los sándwiches y un poco más en uno que otro contundente plato de pernil, escalopa, churrasco a lo pobre o papas fritas caseras. Está demás decir que es totalmente recomendable, sin embargo, creo y afirmo que “la experiencia es la madre de todas las ciencias”, así que es mejor que sean ustedes mismos quienes juzguen la mano del cocinero o la buena cepa de sus cervezas.
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