Nueva edición del otrora Festival Internacional más importante de Latinoamérica y nos encontramos con más de lo mismo. Artistas extranjeros que cobran una millonaria suma de billetes por cantar sus éxitos en la Quinta Vergara, una competencia internacional cada vez menos talentosa y las esperadas rutinas de humor que lamentablemente cada año cobran una nueva víctima.
Ya en 2011 pudimos presenciar la desafortunada intervención de Ricardo Meruane, más conocido como el “gracias, gracias, no se molesten”, quien demostró, a diferencia de otros, que la humildad y autocrítica no deben ser usadas como pretexto cuando sencillamente el monstruo afila los colmillos para devorarlo. Claro porque inspirar lástima no fue la tónica del “humorista” cuando las pifias se escuchaban en todo Viña del Mar, más bien, acudió a una actitud orgullosa y altanera, con lo cual terminó de sepultar su carrera en el mundo de los chistes.
Hoy, en la 55° versión del “Festival de los Festivales”, eslogan que el canal ejecutivo del certamen difunde convencido y a ojos cerrados, han conseguido otra carnada para el hambriento y temido monstruo. Nos referimos al oriundo de la región de Valparaíso, Ruddy Alejandro Núñez, a quien haber nacido en estas tierras no lo ayudó en lo más mínimo para tener éxito. Se supone que este hombrecito haría humor mediante la música y no música con “humor”.
Sinceramente, no había oído nunca de él. Imaginé que sería una especie de Felo, Memo Bunque o, en el peor de los casos, Arturito. Sin embargo, mi asombro fue mayor a medida que aumentaban los segundos en su ingreso al muchas veces ingrato escenario. Es que no sólo considero que caer en una kinésica obscena es un recurso burdo y ordinario, sino porque también cambiarle las letras a grandes éxitos musicales no siempre resulta positivo, aún más si se hace en beneficio de frases más chabacanas que en doble sentido.
Ojo, no quiero ser mojigata; la mayoría de los humoristas chilenos -por no decir todos-recurren a estas “tallas de la cintura para abajo” que muchas veces resultan graciosas. No por nada nos conocen en todo el mundo como el “roto chileno”. Nos gusta el morbo, nos reímos del cuerpo humano, del sexo y los garabatos, pero cuando se hace con gracia, sin caer en excesos ni abusar de la picardía. Lamentablemente para Ruddy Rey, su “espectáculo” fue la excepción.
Petaquitos no quiero ser una malvada criticona del espectáculo chileno, no es mi afán, pero sin justificar la rutina de Ruddy Rey que fue un completo fracaso por lo fome, básico y absurdo de su show, debo y quiero detenerme en un punto que creo es bastante importante: ¿Cuánto dinero desembolsó la organización del Festival para pagarle al “pooooobre” Ruddy?
Pues bien: diez millones de pesos. ¿Es justo? Y no lo digo por el hecho de que con suerte duró 30 minutos en el escenario-pues es obvio que debía justificar sus palitos-sino que con la intención de solidarizar con este chicoco. ¿Diez millones de pesos son suficientes para un artista chileno independiente de si es bueno o no? ¿Cómo es posible que a Gigi Martin se le haya pagado tres veces más? Convengamos, eso sí, en que tampoco “la culpa es del chancho sino de quien le da de comer”. Gigi supo negociar porque es evidente que sin su “muñeco” Mauricio Flores, no es mucho lo que se conoce de él como humorista, y para asegurarse, “por si las moscas” tenía que exigir más.
Con respecto a esto último, ¿Vale la pena el desprecio popular y el revuelo mediático que generó la “poooobre” rutina de Ruddy? ¿Valen estos 10 millones el someterse a la crítica y el desprecio público? ¿Es que acaso no deberían haber asegurado al humorista una garantía en caso de un fracaso evidente? Y es que cómo no si después de tal experiencia tendrá que pagar una fortuna en psicólogos y terapias para superar el trauma post avalancha de pifias.
Siguiendo esta misma línea, consideremos que tiene que cancelar los servicios de sus perseverantes bailarinas que amparadas en su sonrisa y el vaivén de sus cuerpos dieron la pelea hasta el final; de un empático locutor y de un amigo gordo que aún no entiendo qué demonios hacía ahí. Hecho esto. ¿Cuánto le quedará en su bolsillo para él solito?
Se sabe que la organización del Festival gasta sumas estratosféricas en mani cam y cámaras 360 al más puro estilo de Hollywood para una alfombra roja que cada vez es menos VIP, y para qué hablar de lo que invierte en artistas como Ricky Martin y Rod Stewart. Sin embargo, están seguros de que lo que les entra de vuelta es infinitamente mayor a lo que apuestan.
Está claro que pagarle diez millones a Ruddy fue similar a lo que un ciudadano común gasta en un helado, en comparación a todo lo que están ganando ante el fracaso de este pobre hombre que de igual forma marcó una cifra de 39.1 en raiting. Tomando esto en consideración y sumando todo lo que desembolsan en publicidad y en la cobertura que les brindan otros medios a la desgracia de Rey, la lluvia de billetes con que se están quedando ya parece temporal.
Así es, estamos en Chile y sabemos muy a mi pesar, que aquí “vende más” lo que para algunos es una tragedia, el morbo genera dinero. Si te va mal tienes más atención que si te va bien y así podríamos seguir. Entonces me pregunto ¿Realmente Rudy es el verdadero culpable de su destino? ¿O es que acaso sigue existiendo en Viña una “mano negra” que busca comida fresca y nacional para la bestia viñamarina?
Si es así, lo que me queda decir es: Ruddy con todo cariño te pasaste para confiado. Ruddy querido ahora no sólo tendrás que aprender a hacer reír sino también a negociar. Rudy pecaste en buen chileno de “HUEVÓN”. Es cierto que tu número humorístico estaba más que probado en otros escenarios mucho más pequeños que la Quinta y no lo dudo; tampoco desmerezco el duro trabajo que hay detrás y la pena de tus seres queridos al ver que no te fue como esperaban. Los seres humanos somos crueles, egoístas y nos cuesta mucho ponernos en los zapatos del prójimo. Como dicen por ahí: “La vida es larga y dura”.
Pero no te desanimes, al parecer tienes buena voz. Quizá cantando o imitando a Ricardo Arjona no te iría tan mal, en una de esas podrías tener tu revancha en un par de años y llevarte a lo menos una antorcha, ¿por qué no? Si con la ayuda de los animadores de Viña se “tiran a la chuña” los premios y si sólo les faltó la gaviota de oro a los callejeros “Locos del Humor”, que a punta de groserías y expresiones “flaites” intentaron domar al monstruo, tal vez para la próxima tendrás la oportunidad. “El que persevera alcanza”, ¿o es muy tonto lo que estoy escribiendo?
Pobre ; (
ResponderEliminar